Algunos podrían decir que a los recomendados o a los que están en la “rosca”, pero pensemos por un momento en los procesos de selección que se llevan a cabo de manera seria. Usualmente, se tiene un perfil establecido en el que están definidas: unas funciones, habilidades o competencias requeridas y sobre todo una alineación de la persona con la cultura de la empresa. Sin embargo, después de un proceso exhaustivo de entrevistas y pruebas, lo único que realmente demuestra que quien es seleccionado tiene el perfil para el cargo, es el desempeño de la persona una vez ya está contratada; no hay otra forma de ver la realidad más allá del papel y las percepciones. Esto quiere decir que quien realiza la selección de personal y todas aquellas personas que entrevistan, se basan en la confianza y credibilidad del candidato, por eso como lo hablamos en el artículo anterior, debemos evitar el miedo y la ansiedad, nuestros mayores enemigos a la hora de estar en una entrevista. Aun cuando haya personas especializadas en selección de personal y pruebas que demuestren sus capacidades, la mayoría de las veces quien toma la decisión final y definitiva no tiene la formación que le ayude a identificar al candidato idóneo (la entrevista tradicional tiene entre un 5 y un 20 por ciento de validación predictiva) y por ello es tan importante la seguridad que usted demuestre. Por otro lado, si usted asiste a una entrevista por competencias, tendrá la oportunidad de demostrar esas habilidades de la que habló (La entrevista por competencias tiene entre un 50 y un 60 por ciento de validación predictiva). En conclusión, ¡todo es cuestión de actitud!
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