Aun cuando a veces tengamos claro nuestros objetivos, incluso hayamos trazado un camino para llegar a ellos, la vida nos enfrenta a situaciones que muchas veces no nos gustan y que nos pueden llevar a la frustración. Sin embargo, es mejor pensar, que no necesariamente tenemos claro la forma en que llegaremos a lograr eso que tanto anhelamos, pero que, si trabajamos en ello, lograremos el éxito. Es como si viniéramos a este mundo, a medir lo persistentes que somos y la capacidad de adaptarnos a los diferentes escenarios, para seguir con fuerza nuestros sueños. Es entonces cuando ponemos a prueba nuestra resiliencia. ¿Pero qué significa esta palabra?, en términos sencillos, podríamos decir que es la capacidad que tiene cada persona de reponerse ante los fracasos. No obstante, tiene además un trasfondo que nos lleva a analizar otros aspectos de nosotros mismos, que nos ayudan a ser más resilientes. Primero, el autoconocimiento. Saber cuáles son nuestras fortalezas y debilidades, nos ayuda a fortalecer nuestra autoestima, logrando entender cuando necesitamos de la ayuda de los otros y así mismo, siendo empáticos, para entender cuando podemos ayudar a los demás, de tal manera que logremos tener una red de apoyo. Igualmente, ser positivos, sin vivir constantemente en el pasado o en el futuro, y viviendo con humor las adversidades que en ocasiones enfrentamos, nos ayuda a superar cada una de las circunstancias, de manera que jueguen a nuestro favor o viviéndolas de tal manera que podamos sacarle el mayor provecho posible. Aprendamos a trabajar cada uno de los aspectos anteriormente descritos, de tal manera que ejercitemos nuestra capacidad de ser resilientes y no perdamos nuestro objetivo, ni sucumbamos ante las adversidades.
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