“Hola César, recientemente leí un artículo de la revista Forbes en el que dices: » ..Según mi propia experiencia, un análisis superfluo me llevó al mundo de las finanzas porque tenía habilidad en matemáticas. Pero mi pasión está en las humanidades…” Me llamó mucho la atención porque siento que de una u otra forma me pasa lo mismo, y ahora que empiezo los peldaños de mí futuro profesional pues quiero dirigir mi vida hacía el éxito que está acompañado de la felicidad y evidentemente de la pasión. Sin embargo ¿cómo hallarla y descubrirla?, y más aún cuando la experiencia es poca, y desde siempre te iba bien en todo. Sé que suena un poco petulante pero hubiese preferido sobresalir en una sola cosa y tenerla clara, que en un millón de nada (creo que me refiero a la historia del pingüino el pato y el caballo). Muchas Gracias por tu respuesta” Excelente pregunta. La respuesta es sencilla. La vocación no se encuentra dentro de 4 paredes. La experiencia es la que ayuda a que encontremos nuestro llamado. Se encuentra en la calle, haciendo cosas. Por eso decimos que es como encontrar marido: hay que besar mucho sapo hasta encontrar el príncipe azul. El tema suyo viene desde un punto de ventaja. La vocación incluye la habilidad, la capacidad de ser bueno en algo, pero no lo limita. Su vocación no es solo en lo que mejor se desempeña. Esta el tema de pasión, del propósito. Lo bueno de ser bueno en todo, es que puede hacer lo que quiera. Lo malo, y es donde creo que nos encontramos, es que debe escoger. Ahí viene el centro de todo. Ese llamado puede ser general, lo que le da mucho campo para su desarrollo. Nuestro libre albedrío nos permite escoger donde y como lo queremos hacer. Escoger no es fácil y viene con él muchos miedos. ¿Si escojo mal? ¿Si realmente no es lo que quiero sino lo que otros esperan? La información es poder. Y no hay mejor información que la de primera mano. Salga a probar.
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