Somos tercos, muy tercos. Por eso insistimos en algo hasta el final. No es perseverancia, ya es terquedad. Cuando nos abrimos a nuevas oportunidades, las cosas pasan. No es necesario dejar lo que tanto quiere atrás. Pero si no está sucediendo, debe ser la vida que le está diciendo que el pasto puede estar verde en otro lado… Dese la oportunidad, ¿qué tiene que perder?
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