Cuando hablamos de empresas o de marcas, sabemos que hacen, sabemos que venden. Si hacemos el mismo ejercicio con nosotros mismos, ¿el resultado es igual? ¿Sabe usted cual es su producto? No se detengo con lo que hace día a día para poner pan en la mesa. Realmente, que es lo que hace. Si alguien fuera a comprarlo, ¿porque lo compraría? ¿Qué le ofrecería? En esto debemos ser muy claros, y no puede ser el típico “Trabajo muy bien en equipo… Tengo excelente relaciones interpersonales… etc., etc., etc.”. Necesitamos valor agregado, necesitamos claridad en lo que hacemos y como lo hacemos. Necesitamos sorprender cuando hablemos de nuestro producto. ¿Cuál es su valor agregado? Si usted no lo sabe, ¿cómo lo va a saber la persona que lo va a contratar?
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