Hoy (viernes 22) estoy escribiendo desde la Primavera, en el departamento de Vichada. Es mi primera vez en el Vichada, una tierra llena de cultura llanera, paisajes hermosos y una cultura muy diferente q la de nosotros, los del centro. Somos colombianos, compartimos patria, lengua, equipo de fútbol e historia. Fueron los llaneros, con sus lanzas, quienes ganaron las batallas de independencia. Sin embargo, estoy en otro mundo. Yo hablo de región y de las oportunidades que hay sí salimos de Bogotá. Todo ahora se centralizo y estamos olvidando el mundo que hay fuera de la sábana. Bogotá no es Colombia. Vine a hacer un taller de orientación vocacional a los graduados de los dos colegios públicos que hay en el pueblo. Me siento afortunado, puesto que pude hablar con jóvenes que crecieron en un mundo muy diferente al mío. Tienen diferentes perspectivas y sus sueños son antes escala. Es mucho lo que pude aprender. Pero, lo que más me quedo, es que acá hay mucha oportunidad y los jóvenes en lo único que piensan es en salir corriendo a Bogotá. ¿Quién les metió la idea que si no se van a Bogotá no van a ser nadie? ¿Es irse al centro progresar? Sus padres los criaron en esta tierra, sin embargo, no quieren ser como ellos. Por el otro lado, conocí «jóvenes» que ya fueron, ya estudiaron, fueron a Europa y ahora están acá. Si pudieran volver en el tiempo no irían a Bogotá. Si viajarían y si estudiarían afuera, pero cambiarían el propósito. Se fueron con el propósito de no volver. Eso cambio la dinámica. Ahora, se irían para aprender herramientas que ayude a su región. Hay idealistas prácticos, que si hubieran tenido una guía, una dirección, su tiempo fuera de su región hubiera sido maximizado.
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