“Después de durar casi 3 años como contratista en varias entidades públicas sufriendo todas las peripecias que esto implica, pude encontrar un trabajo en el sector privado con contrato a término indefinido dejando atrás un ambiente laboral bastante desagradable. El sector no es mi favorito pero me agrada, sin embargo, últimamente me siento un poco subutilizado. Mis tareas no son desafiantes y las termino en muy poco tiempo por lo que paso gran parte de la jornada leyendo noticias. Aparte el equipo es pequeño, somos 4 personas, el jefe, una secretaria, una auxiliar y yo. Entonces en ocasiones, debido a que no hay mucho nivel de trabajo veo a la secretaria viendo novelas por YouTube y a la auxiliar adelantando sus tareas de la Universidad. Honestamente, lo que más me motiva al venir a trabajar es que no es un mal sueldo y que tengo muchos beneficios, pero es triste levantarme a trabajar. ¿Algún consejo? Muchas gracias” Primero, es afortunado. Muchos desearían tener un trabajo bien remunerado con beneficios. Segundo, eso no quiere decir que se lo tiene que aguantar si no lo motiva. Aproveche el regalo que le ha dado Dios: Unos medios económicos, una estabilidad y tiempo para utilizarlos. Usted es el típico caso que me encanta para mi coaching: Quieren desarrollarse profesionalmente, pero no tienen el afán del hambre. Con personas con usted hacemos una fuerte introspección, revisamos bien las prioridades en la vida y cuáles son sus métricas de éxito. Al establecer que es lo que queremos de la vida, definimos que es lo que queremos del trabajo. Al tener eso claro, miramos donde se puede materializar ese deseo. Cuando sabemos para donde vamos, debemos investigar muy muy muy bien a donde nos vamos a meter. El peor error es salir de un lugar cómodo poco emocionante a uno incómodo y mal remunerado. Esa es mi recomendación: defina que es lo que quiere y aproveche su tiempo libre en la oficina para buscarlo. Use su estabilidad económica para saltar a la siguiente etapa de su vida.
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