Es muy fácil caer en la desesperación. Todos tenemos sueños que queremos ver cumplido. Luchamos por ellos y nos esforzamos cada vez que nos encontramos con barreras que superar. El problema viene cuando no superamos los obstáculos tan rápido como quisiéramos y comienza a entrar en nosotros la frustración. “¿Por qué no lo logro?” es una pregunta común. Peor cuando está acompañada con la comparación con cualquier persona en cualquier situación. Vemos que otras personas están en lugares donde quisiéramos estar y nosotros no. Es lo peor que podemos hacer: compararnos. No somos las otras personas, ni estamos viviendo la vida de ellos. La comparación solo trae frustración, y con ello, malos pensamientos y desespero. Es normal sentirse frustrado, lo que no es normal es quedarse en ese rol. Si tenemos frustraciones, actuemos en ellas. Convirtámosla en un motor que nos impulse a pasar esa barrera. Cuando solo vemos la frustración, invitamos a todos sus amigos a acompañarnos: desespero, depresión, malhumor, etc. Los obstáculos no son más que eso, piedras en el camino. Siempre tenemos el poder de sobrepasarlo, siempre y cuando, no nos quedemos en nuestra frustración. Si esta frutado por algo, no se quede ahí. ¡MUEVASE!!!
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