Hay una gran diferencia entre como percibimos (vemos) una situación y la realidad del momento. En el mismo instante todo cambia dependiendo de cómo lo estemos mirando. “Las cosas no son como son, sino como yo soy”. La percepción cambia todo y esta, en cambio, depende enteramente de nuestra actitud y estado de ánimo. Si estamos en un estado de ánimo soleado, todo es mejor. Si estamos deprimidos, ¿Por qué me pasa todo lo malo a mí? La actitud si es una de las pocas cosas en las que tenemos influencia. Nuestra percepción de nuestra vida depende de que le demos de comer. Si la llenamos con mensajes positivos y sabiduría, tendremos herramientas para manejas las diferentes crisis que vengan. Si lo llenamos con porquería, cualquier daño es fatal. Póngale atención a su actitud, revise como la alimenta.
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