En la vida o en el trabajo siempre hay retos. Algunos los escogemos, otros son impuestos. Algunos son requisitos indispensables en el camino que hemos trazado para nuestro éxito, nos los imponemos nosotros. Pero nunca vamos a tener éxito sin retos. Sea escogido o impuesto, igual es un reto, son unos obstáculos que hay que sobrepasar. Un reto, por pequeño que sea, siempre implica un esfuerzo adicional de nuestra parte. Es la forma que tenemos para validar si somos merecedores del resultado, o no. Es una selección natural, por eso, no todos cumplen sus retos. Mañana, yo tengo un reto muy grande, correr (y terminar) una maratón. Es un reto que escogí, porque es una meta dentro de mis hobbies, de mis pasiones. Correr 42 kilómetros no es algo que uno dice: “oiga, que rico, vamos a hacerlo”. Entonces, ¿Por qué lo hago? Porque mi pasión me lleva a probarme a mi mismo. Me encanta correr, vamos a ver que tanto puedo correr. No es para mostrarle al mundo, es para mostrarme a mi mismo que puedo superar los obstáculos. Y como con todo reto, me he preparado para superarlo. No ha sido fácil y he tenido varios obstáculos. No decidí hace un mes “Vamos a correr una maratón”. No. Esto no es un reto de “satisfacción inmediata”. Hay que sacrificar y hay que aprender, como en la vida. Lamentablemente, el medio general nos esta enseñando a tener “satisfacciones inmediatas” (baje 10 quilos en 1 semana…). Pero la vida no es así. Los retos son para superarlos. No es fácil, no es rápido, no es sencillo. Simplemente es Su reto. ¿Qué reto tiene entre manos?
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